Desintoxicación
12.07.2017
Desintoxicación
Por: Isabel Agatón Santander
Colgar en la chimenea
las lágrimas
de duelos retenidos
Verter el whisky
en transparentes vasos
Brindar con la soledad,
la espera, la nada
y con eso que llaman después
Adentrarse en la ronca voz
del jazz
de tiempos combativos
Navegar el Misisipi
y retratar los árboles de los que cuelga
el registro de un horror que se niega a
desaparecer
Dejar caer el susurro de tu voz
entre la hojarasca
que imperiosa se levanta
Volver a Memphis,
en cualquier estación,
Robar una guitarra
en Alabama
Secar la humedecida ropa
en la Torre Eiffel
Callar ante la inexplicable imposición
de estar siempre musitando algo
cualquier cosa, aunque sean tonterías
Entregarte al silencio
posibilidad única de encontrar tu propia
voz
No temer la cuenta de ladrillos
que suman todos los abriles
algunos dichosos, otros no lo suficiente
Embriagarse con el tenue brillo
de la ventana que se abre,
Extasiarse con la guitarra quieta,
el silencioso piano,
la muda lluvia
Caminar siempre,
mientras puedas,
Zambullirte a brincos en el tránsito
pesado
que en cualquier parte del mundo
te obliga a darte cuenta que estás viva
Abrir la ventana al tiempo,
amigarte con él,
el adiós y su después
Escoger el abullonado sillón
para abrirle la puerta a cada lágrima
contenida
que se convirtió en la Antártida